sábado, 5 de junio de 2010

La post transversalidad… ¿Santa Fe como banco de pruebas?



Santa Fe es una provincia clave para las elecciones presidenciales de 2011. Volver a recolectar los magros 10 puntos de hace dos años podría llegar a demoler las esperanzas de Kirchner para una victoria en primera vuelta.
El esquelético armado político y logístico construido en estos 7 años de gobierno kirchnerista en la provincia invencible no muestra signos contundentes de crecimiento. Como contra cara, las debilidades opositoras a nivel nacional y las estrategias mediáticas puestas en escena en la televisión pública y en canal 9 otorgarán algunos puntos más de votos, como en el resto del país.
Empero la construcción política local continúa siendo débil. Esto obligará a Néstor Kirchner a buscar caminos paralelos, aún sin dejar de fogonear el propio.
Las disputas internas en el Frente Progresista Cívico y Social podrían abrir una puerta en ese sentido para el hombre patagónico.
Binner ya hizo público que quiere que su ministro de gobierno, Antonio Bonfatti, sea su sucesor en la provincia. Del otro bando del socialismo, el senador Giustiniani sabe que haber caminado el territorio en dos campañas consecutivas con afiches, spots y notas televisivas lo convierten en uno de los mejores candidatos para llegar a la casa gris. Ambos terminarán acordando, fiel a su tradición, quien será el muchacho de la foto.
Por su parte, los intendentes de Rosario –Lifshitz- y Santa Fe –Barletta- (otros dos que podrían encabezar la lista tranquilamente) saben que los dejarán afuera del meollo en cuestión.
Hace varios meses que se los ve juntos en eventos que utilizan como excusa los títulos de “fortalecimiento de las bla bla bla” o “encuentro de intendentes del don pirulero”. Lo concreto es que han movilizado a gran parte de los caudillos territoriales del interior provincial.
Las elecciones provinciales irán desdobladas de las Nacionales. Este hecho acrecienta aún más las posibilidades de que el Kirchnerismo pueda intentar un acuerdo con este sector, debilitando así las fuerzas de dos enemigos de rango nacional como son Binner y Giustiniani.
El intendente de Villa Gobernador Gálvez, Jorge Murabito, escupió esta semana ante micrófono que se le pusiera por delante, que le gustaría votar a “Lifshit como gobernador y a Kirchner como presidente”. Murabito es, por llamarlo de algún modo, “Lifschitzsista”. Si bien se trató de un mensaje interno para Binner y Giustiniani, no fueron poco los rosarinos que deslizaron que los acuerdos podrían haber comenzado, al menos en su fase de tanteos.
La presencia (con discurso incluido) del intendente rosarino en una jornada de economía social, organizada por el gobierno nacional en la cual, además, fueron oradores Agustín Rossi y Patricio Griffin, alentaron aún más las sospechas.
Informaciones periodísticas aseguran que Cristina Fernández estaría preparando un gran anuncio de obra pública para la provincia, lo cual suavizaría en forma contundente el discurso de ambos intendentes sobre la falta de inversiones nacionales en sus distritos (sobre todo en la capital provincial).
Mientras los dos intendentes podrían “quedarse” con la conducción del Frente Progresista local, Kirchner podría sumar algunos puntos extras con la buena predisposición de ambos. En las tierras del corredor, bien podría resumirse la idea de la siguiente manera: uno pone la nafta y los otros el auto, para correr dos carreras en pocas semanas de diferencia.