jueves, 26 de septiembre de 2013

En un país normal, los tobas no estorbarían en el paisaje rosarino

27 de septiembre de 2013 a la(s) 2:21

Que Carlos Alberto Reutemann es un hombre liberal, conservador y poco apegado a las ideas progresistas no es ninguna novedad. Que Hermes Binner nunca estuvo dispuesto a abandonar la pesca de votos en el mismo charco que el Lole, tampoco. Incluso, llegando a vociferar sapos intragables para los progresistas que confían en su capacidad de liderazgo.

Por Juan Manuel Berlanga
juanmanuelberlanga@gmail.com

Después de un período de hibernación que pareció eterno, Carlos Alberto Reutemann salió de su cueva para sacarse una foto y tirarse flores con el intendente de Tigre y principal neo opositor del kirchnerismo en Buenos Aires. Y como suele ocurrir, rápidamente el nombre del ex subcampeón de Fórmula Uno volvió a repetirse por todos los medios nacionales y provinciales.
Y una vez más, el centro derecha y la ultra derecha santafesina volvió a sentir que el líder de 71 años,  está nuevamente en las pistas políticas. Listo para resurgir de las cenizas que hoy le pintan las canas.
Por su parte, Hermes sabe que a los 70 años y en época de campaña no se puede regalar terreno. En dos años jugará su última chance presidencialista. Y con rápidos reflejos escupió un latiguillo demagógico y discriminatorio que es “top ten” entre las brutalidades de aquellos que desprecian a los más humildes: la culpa de todos los males la tienen los cabezas negras que alteran su normalidad.
"Acá –refiriéndose a Rosario- tenemos barrios enteros de chaqueños. Tenemos cuatro barrios extraordinariamente grandes de tobas, que vienen corridos porque la soja los desplazó de su terreno y eso no es una política que se pueda solucionar desde Rosario, hay que solucionarla desde Buenos Aires. Vienen de otras provincias, vienen aquí permanentemente. Vienen paraguayos y bolivianos", dijo el líder del Frente Progresista.
Claro que los mismos medios que volvieron a escribir por un par de días la palabra “Reutemann”, tomaron también los “progresistas” conceptos de Binner  Resultado: Una semana para el puro regodeo de muchos santafesinos.

Del yuyo venimos

Paradójicamente, las ciudades santafesinas están empapeladas con un eslogan de campaña de Binner que reza “En un país normal, la soja no es un yuyo”, en clara alusión al término que utilizó Cristina Kirchner durante el conflicto por la 125.
En aquellos tiempos, vale la pena recordarlo, el kirchnerismo defendía las retenciones móviles parándose en dos puntos fundamentales. Las ganancias extraordinarias que reportaba la exportación de la soja (debido a un histórico incremento de su precio internacional) y el desplazamiento de tambos y otras actividades rurales provocadas por la “seguridad” y bajos costos que reportaba a los dueños de la tierra y a los pooles de siembra,
En el famoso discurso del 31 de marzo de 2008 en el que la presidenta aseguró que la soja era “en términos científicos, prácticamente un yuyo que crece sin ningún tipo de cuidados especiales”, hizo especial hincapié en lo que esto representaba en materia de mano de obra rural.
Dijo: “un campo de 900 hectáreas dedicado a la soja requiere 1 o 2 puestos de trabajo”, mientras que “una minipyme familiar que presta servicios a la agroindustria en materia de pan, genera 12 a 14 puestos”.
Binner proponía no aprobar las retenciones móviles y reemplazar esos ingresos aumentando los impuestos al tabaco. “"En un país normal, con cigarrillos caros nos evitaríamos convivir con estos tobas"”, podría ser un slogan exitoso en tierras de la Santa Fe.

¿Por qué no se dejan de joder con las pálidas contra Bergoglio?

17 de Marzo de 2013 a la(s) 7:15

Por primera vez en la historia tenemos un Papa no europeo,  latinoamericano y, por si fuera poco, argentino. Sin embargo, hay algunos que les encanta arruinar la fiesta de todos. ¿Otra vez con el pasado? Cansan. Saturan. Ya lo dijo el vocero del Vaticano: "es una campaña difamatoria de una izquierda anticlerical".

Por Juan Manuel Berlanga

Pasó todo al mismo tiempo. Habemus Papa. Es Bergoglio. ¿Eh? ¡Es Bergoglio!. ¡El nuevo Papa es argentino! Se va a llamar Francesco Francesco, por San Francisco de Asís. El de los pobres. Bien. Muy bien. ¡Vamos nomás!
“¿Y ahora qué va a decir Cristina?”, preguntó una señora que acaba de escuchar por la tele que se trata de religioso enfrentado a los Kirchner. ”¿Y Cristna? ¿Qué está haciendo que no sale a felicitarlo? ¿¡Eh!?”… “Seee, ahí lo felicitó, pero de compromiso nomás”.
¡El nuevo Papa es argentino!, la puta madre que los parió… (en ese tono que sólo los argentinos le podemos dar el significado de “no te lo puedo creer…”). Argentino… Je!... Un Papa argentino…

Como es rutina, todos los medios de comunicación del mundo, comenzaron a brindar datos para responder a la pregunta del momento ¿Quién es Bergoglio? Y antes que Francesco apareciera de blanco, con un sencillo crucifijo y hablara a los presentes casi desde el llano, su vinculación con el pasado más oscuro de la Argentina comenzó a filtrarse.
Mientras tanto, en el fin del mundo, las redes sociales explotaban. Las publicaciones de genuina alegría , de sorpresa feliz y de argentinidad al palo, se mezclaban con otras que hacían referencia a los años duros. Fotos de Videla y Massera con cualquier sacerdote ilustraban los posteos. “¿Es o no es ese Bergoglio?”, “No,no,  ese no es Bergoglio, paren de difamar al Papa, cheee”.
¿Qué es lo que estaba ocurriendo? ¿Puede ser posible que no “peguemos una”? ¿A todo le tenemos que encontrar un “pero”?”.
De repente, la batalla por la dignidad de Bergoglio se convirtió en el clásico de todos los días. Los K versus los anti K. ¿Por qué? ¿Todos los kirchneristas repudiaban al nuevo Papa? ¿Por qué el presidente de Ecuador y el de Venezuela festejaban la noticia y los kirchneristas sólo recordaban su “complicidad con la dictadura”?.
En los medios pasaba lo mismo. El grupo Clarín festejaba la noticia como una victoria propia. Los políticos opositores se mostraban eufóricos. En la TV Pública la presidenta enviaba saludos y los periodistas hablaban del pasado de Bergoglio.
La felicidad del pueblo argentino y el brazo negro de la dictadura no es la primera vez que van de la mano. Durante el mundial de fútbol de 1978 y ante la conquista de la preciada copa, las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos “molestaban” a todo un pueblo feliz.
En aquella oportunidad, la respuesta fue la misma que utilizó el vocero del vaticano: "es una campaña difamatoria de una izquierda anticlerical". “Una campaña antiargentina”, como le gustaba decir a Emilio Massera.
Es paradójico, o no, pero se trata del mismo concepto que utilizó Bergoglio para calificar a un sacerdote de su diócesis que fue secuestrado y torturado por los militares. Ese mismo sacerdote, lo acusa de haberlo entregado a las fuerzas armadas.
Dicho documento, como todo otro conjunto de pruebas pueden encontrarse en una nota que publica este domingo Horacio Verbitsky en Página 12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-215961-2013-03-17.html). Desde hace años Verbitsky investiga los lazos entre la Iglesia y la dictadura en nuestro país. Ya en 1999 ponía a Bergoglio en la mira de sus investigaciones en dicho diario y en diversos libros de investigación. Por supuesto, no se trató nunca de un tema que despierte fervor entre la mayoría de los argentinos y por lo tanto la gran mayoría desconocía, desconoce y continuará desconociendo los hechos en profundidad. Sumados a estos, aquellos que directamente ven con buenos ojos toda la ayuda que pueda haberle prestado la iglesia a la dictadura. Que por suerte, son los menos.
Pero ya lo dijo Massera durante el mundial, lo escribió Francesco cuando era simplemente Bergoglio y lo repitió hace horas el vocero del Vaticano: "es una campaña difamatoria de una izquierda anticlerical". ¡Viva Argentina!

Un papa peronista

Francesco, es Bergoglio. O mejor dicho, Bergoglio ahora es Francesco. Y si bien los católicos fanáticos sólo hacen responsable al Espíritu Santo de dicha transfiguración, cualquier ser racional sabe, intuye o sospecha que la elección del Papa se trata de una serie de acuerdos entre los cardenales del mundo. Para algunos esa negociación es transparente y descuentan la buena fe y el deseo de que se cumpla la voluntad de Dios por parte de los cardenales. Otros sospechan que allí se ponen en juego otros detalles.
Y Bergoglio ha sido un gran articulador político. En sus años de juventud, cuando aún no había descubierto su vocación religiosa, militó en la derecha peronista, más precisamente en la Organización Única del Trasvasamiento, conocida como “Guardia de Hierro”. Sus habilidades en la materia le dieron muy buenos resultados dentro de la curia. Se ordenó sacerdote y a los pocos años ya ocupaba cargos jerárquicos. Su carrera fue vertiginosa y Juan Pablo II lo nombró cardenal.
Quienes lo conocen profundamente (incluso aquellos que son muy críticos de sus conductas) aseguran que su vocación popular, su preocupación por los pobres y su vida austera son parte de su ADN. “No hay una postura fingida al respecto”, aseguró hace algunas horas el sacerdote De la Serna (en una entrevista en donde dejó en claro no estar para nada contento con el nombramiento de Francesco).
Francesco es, entonces, un Papa peronista, populista y con una genuina inclinación ante los desposeídos. Cuenta, también, con una notable habilidad política y un manejo del discurso impecable. No es un gran teólogo, pero si un defensor a ultranza de los dogmas de la fe. Tanto es así que uno de sus picos de audiencia como jefe de la Iglesia argentina, se dio en medio del debate parlamentario por el matrimonio civil de personas del mismo sexo. En aquella oportunidad llegó a llamar a los religiosos a una “Guerra de Dios” y les aclaró, por escrito, a las congregaciones de que se estaba enfrente a una lucha del diablo en contra del plan salvífico de Dios.

Estado de situación

Francesco, el Papa de los pobres, sucede a un alemán con cara de pocos amigos, que renunció (hacía más de 500 años que no ocurría) al mando del trono de Pedro en medio de un escándalo internacional que comenzó con toneladas de denuncias de pedofilia, siguió con alarmantes denuncias de desmanejo de fondos y siguió con la filtración de cables secretos que ponían de manifiesto una red de favores entre religiosos homosexuales (Vati-ieaks). Ratzinger, o Benedicto XVI, contaba, además, con un pasado un tanto más complejo que el de Francesco: Había militado en las juventudes hitlerianas y participó en la II Guerra Mundial construyendo sistemas de protección anti-tanque.
Las primeras imágenes de Francesco hicieron recordar rápidamente a Juan Pablo II. Y desde el balcón le habló directamente al “pueblo”, palabra que hacía décadas no era utilizada por un Papa para referirse a sus fieles. “Los pobres, los pobres. Mientras avanzaba el recuento (de los votos) pensé en San Francisco de Asís, en su relación con los pobres. Y luego pensé en las guerras. Francisco, el hombre de la paz. Y así llegó el nombre a mi corazón. El hombre de paz. El hombre pobre. ¡Cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres!”. Bergoglio hizo más por su imagen y la del Vaticano, que Ratzinger en todo su papado.
Si bien la Iglesia Católica insinuó un cambio a partir del Concilio Vaticano Segundo, convocado por Juan XXIII y terminado por Pablo VI en 1965, el “Espíritu Santo” decidió que fuera la ortodoxia quien condujera los destinos de la institución. Y por lo tanto, las reformas que promovían lograr una “renovación moral de la vida cristiana de los fieles” y “adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo” , nunca fueron puestas en práctica. El propio Benedicto XVI se encargó de explicar la neutralización del mismo “hay que leer el Concilio en clave de continuidad y no en clave de ruptura con la tradición”,
En resumidas cuentas, Francesco se hace cargo de una Iglesia cuestionada moralmente y absolutamente alejada de la vida de sus fieles. Nunca ha cambiado tanto la sociedad y tan poco la Iglesia como en estos últimos 100 años.

¿Tiempos de cambio?

Bergoglio, el peronista, el populista, Francesco, el Papa de los pobres, tiene en sus manos una oportunidad única. Un conjunto de medidas, de mediano rango, podrían elevarlo rápidamente a un sitial trascendente de la historia.
Abrir la posibilidad de renunciar al celibato sería casi revolucionario. Pero darle a las mujeres un rol de mayor protagonismo no sería tan descabellado. El brazo firme contra la pedofilia parece ser un camino a desandar. A horas de ser ungido como el sucesor de Pedro, se filtró su exigencia para que el ex arzobispo de Boston, Bernard Law abandone el Vaticano. En los medios aseguran que, al verlo en la Basílica de Santa María, le aseguró a un colaborador: "No quiero que frecuente esta basílica", Law vive en las dependencias de ese templo desde que abandonó Estados Unidos, acusado de haber encubierto a 250 curas pederastas.
Su condición de latinoamericano lo coloca en un lugar inmejorable para pedir perdón, en nombre de la Iglesia, por las atrocidades y complicidades cometidas durante la conquista de América. Y los enfrentamientos históricos de Roma con Gran Bretaña, su condición de argentino y sus declaraciones pasadas sobre el tema, también le otorgan plafón para colocarse en un rol activo en la disputa por las Islas Malvinas. El primer ministro británico James Cameron ya acusó recibo de las mismas, al igual que las autoridades isleñas que gobiernan el destino de los kelpers.
La combinación de algunos de estos ítems harían de Francesco un Papa inolvidable y no le implicarían demasiados desgastes internos entre los cardenales que confiaron en él dándole su voto (guiados por el Espíritu Santo para quienes creen en los dogmas de la Iglesia Católica).
Aún es un misterio cual será su accionar respecto de lo que parece ser el eje de su gestión al frente de Roma: los pobres.
¿Será sólo un speach reiterativo en sus apariciones públicas? ¿Accionará dentro del terreno de la política? ¿Utilizará para ello las estructuras políticas de las embajadas que el Vaticano tiene diseminadas por todo el mundo? ¿Impulsará encuentros y diálogos entre los líderes del mundo? ¿Comprometerá a los demás líderes religiosos en una cruzada contra la pobreza?
Cualquier paso que dé al respecto, será un avance de una Iglesia opulenta y despreocupada por la justicia social. Durante su gestión al mando de la Iglesia Argentina hizo de los pobres un eje central y constante en sus apariciones públicas. Y también de las decisiones de política religiosa, por ejemplo, duplicando la cantidad de sacerdotes en las villas

El fin del mundo

Las primeras palabras públicas de Francesco fueron "Fratelli e sorelle” (Hermanos y hermanas), todo un símbolo. Y rápidamente bromeó con que los cardenales habían elegido a un Papa del fin del mundo Las masas, encandiladas por su presencia y los millones de televidentes que seguían el acontecimiento, tomaron con agrado la “buena onda” del nuevo Papa. Es que este descendiente de italianos, no deja de ser latino. Después de la imagen de Ratzinger, Bergoglio es Luis Juez
Algunos analistas aseguran que lo del “fin del mundo” fue, en realidad, un mensaje para el kirchnerismo, ninguneando ahora su poder territorial desde el trono más alto de la Iglesia. Suena desmesurado y supone la decisión de Francesco, de “jugar” como Bergoglio, “activando” políticamente en territorio argentino, colaborando con la oposición anti K.

Uno de los logros más interesantes del kirchnerismo a nivel de justicia social, es la salida de la línea de pobreza e indigencia de millones de argentinos. Los números oficiales (cuestionados, por cierto) aseguran que los indigentes pasaron del 21% al 5,4%. Esto significa de 8 a 2 millones de personas. Aún así, dos millones de indigentes (o el número que sea superior a este) son muchos argentinos. Y es, tal vez, una de las deudas pendientes más cuestionables de este modelo. Sobre esta línea fijó su postura crítica Bergoglio.
A diferencia del religioso, los líderes políticos de la oposición, apuntaron y continúan apuntando a cuestiones que seducen más a su electorado potencial. Sectores de clases media y alta consideran que la inseguridad, la libertad cambiaria, la inflación y la corrupción, son las imperdonables atrocidades del modelo K. “Los pobres” ocupan el lugar de damnificados por un modelo populista que compra sus voluntades con dádivas.
Mientras la oposición política y los ciudadanos de a pie antikirchneristas mantienen una visión absolutamente crítica e irreconciliable con el modelo, el resto del mundo ve en Latinoamérica un fenómeno nuevo.  Los índices de crecimiento y distribución que se han producido en todos los países (con mayor o menor profundidad) son un hecho insoslayable.
El funeral de Chávez acaba de desplomar cualquier ninguneo “pitiyankee”. Los líderes del mundo han tomado nota de tal situación y las posiciones que ocupan Brasil, Venezuela y Argentina (tal vez en ese orden) y el resto de los países en los organismos internacionales es prueba de ello.
Tan dimensión ha adquirido, que por primera vez, han elegido a un Papa nacido en Nuestra América (para usar términos del líder bolivariano). Y ese Papa se puso de nombre Francesco. Y le pese a quien le pese, Francesco es Bergoglio.

Desalojo de El Birri: Del Cachi Martínez a José Corral

16 de febrero de 2013 a la(s) 4:34

Después del violento desalojo “El Birri” volvió a resucitar. Un desparramo de talento sobre un improvisado escenario callejero dio muestras cabales de la fina calidad de sus artistas populares. El pornográfico uso del poder y el alineamiento vergonzoso de medios de comunicación y periodistas dejaron en claro que el municipio tiene decidido barrer con esa construcción cultural asamblearia. Se abre una batalla ideológica que arrastra el neoliberalismo menemista, el desgobierno de De la Rúa, las asambleas populares y el “que se vayan todos”.

Por Juan Manuel Berlanga

Gran parte de los santafesinos ni siquiera sabe qué es “El Birri”. Mucho menos conoce a quienes trabajan allí. Y, por supuesto, también desconoce qué es lo que allí ocurre. Una sociedad indiferente, cínica y olvidadiza carece de los elementos básicos  para comprender lo que allí ha ocurrido este viernes 15 de febrero.
La  patética crónica del diario UNO, bajo el título “El Municipio pondrá en valor la Estación Mitre e integrantes del Birri se oponen”, da muestras cabales de las eficientes tareas de prensa que pone en juego el municipio local, ante una vergonzosa actitud de complicidad de comunicadores y medios locales.
Que los vecinos se quejan por los ruidos, que hay gente que se queda a dormir en el Centro Cultural, que esto y que lo otro, terminó con un policía santafesino encerrando en un patrullero a un artista, a quien previamente había esposado. ¿El motivo? Ingresó a su lugar de trabajo, en momentos en que patovicas municipales y hombres de la fuerza policial clausuraban el espacio.
No tendríamos “El Birri” sin la política menemista de privatizaciones y vaciamientos. Sin el vergonzoso paso de De la Rúa por el sillón de Rivadavia. Sin el “que se vayan todos” y las asambleas populares. Sin intendencias justicialistas que despreciaron a la cultura local.
Recuperados los depósitos bancarios, “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, dejó de ser un hit argentino. Las asambleas populares pasaron de moda. “El Birri” es una excepción a la regla. Claro, su carácter autogestivo, su profunda vocación popular y el no encuadramiento partidario los convierten en un “bicho raro”.
Pero desde sus comienzos, “El Birri” sostiene una tarea  indiscutible: generar hechos culturales y populares con una fuerte impronta territorial e inserción barrial.

La política

Desde la llegada del Frente Progresista a la provincia y a la ciudad capital, ha puesto en relieve la desidia de las anteriores gestiones peronistas en materia cultural. Pero este hecho no quiere decir que socialistas y radicales hayan provocado una revolución cultural por estos pagos.
Y es, justamente, la impronta cultural de los actuales gobiernos, la que se niegan a someterse  los hombres y mujeres de “El Birri”. Y todo el derecho tienen de hacerlo. Ya que fueron ellos quienes, después de que el menemismo cerrara ramales y despreciara a puro remate los bienes ferroviarios, resucitaron la estación Mitre, transformándola en una usina cultural.
Desde entonces, ese espacio público abandonado por el Estado, se convirtió en un patrimonio al servicio de todos los santafesinos. El intendente municipal justificó el violento desalojo y la detención de un artista con el falaz argumento de “recuperar el patrimonio para todos los santafesinos”.
Fueron justamente los integrantes de “El Birri” quienes se encargaron de recuperar ese patrimonio para todos, rescatándolo del olvido del Estado. Si el municipio hoy quiere remodelarlo, ponerlo en valor, mejorarlo ediliciamente, lo que debe hacer es asignarle fondos, y entregarlos al Centro Cultural y Social “El Birri”.
Pintar la fachada, sumar reflectores, concesionar un servicio de gastronomía y organizar exposiciones de cuadros con música clásica en vivo para recibir a los visitantes, seguramente no está en los planes de quienes le devolvieron ese espacio a los santafesinos. Y la ex estación Mitre no es un edificio  vacío. Late, tiene vida propia. Cualquiera que se haya acercado hasta el lugar dará fe de esto.

Los troskos y el Cachi

Gran cantidad de artistas, vecinos del barrio y público en general se congregaron frente a las puertas de “El Birri” para “hacer el aguante” y repudiar la lamentable actitud municipal y policial. Después de una mañana agitada y cargada de impotencia e indignación, la alegría volvió a apoderarse del lugar. “Les quiero dar a todos un abrazo de amor”, rezó desde el micrófono uno de los músicos que animó la noche. Y rápidamente todos los presentes se fundieron en un baile candombero. A 100 metros, una sirena azul de patrullero los acompañó en todo momento.
Entre la muchedumbre las conversaciones de cómo continuar la lucha se repetían cada cinco pasos. “No pueden seguir con esa postura de despreciar a la política”, intentaba convencer un joven militante kirchnerista. “Si no empiezan a articular con distintos sectores, va a ser imposible sostener esta lucha, el municipio los va a terminar echando”:
Será interesante contemplar el desenlace de esta historia. Por un lado, aquel pibe K esgrimía un concepto claro, pragmático y necesario. No obstante será complejo que quienes recuperaron la Estación Mitre, puedan “articular políticamente” con un espacio que conchabó a Oscar “Cachi” Martínez como diputado nacional (Siendo muy joven, Martínez fue un alto funcionario menemista, con la tarea de rematar los bienes ferroviarios.).
Fue el mismo Fernando Birri quien, ante la amenaza de clausura del espacio, escupió al viento: “Nadie tiene derecho –ni el rey ni el papa ni el general- a impedir a un niño que crea que las mariposas son estrellas que vuelan, nadie tiene derecho –ni el que pisa con el pie diestro ni el que pisa con el pie siniestro- a caminar aplastando los malvones, nadie –ni el que vive en la cueva o en la intendencia o en la casa rosada de vergüenza- puede arrogarse insolentemente el derecho de llevarse el índice a la boca y ordenar el silencio en el concierto de ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas del mundo. Nadie.”
El pornográfico uso de la fuerza contra quienes dan vida al centro cultural puede convertirse en un hecho fundacional. Todos quienes coinciden en que El Birri debe seguir siendo El Birri, deberán encontrar el mejor camino para lograr ese objetivo. De la otra vereda han quedado alineados los intereses. Será necesario un paso adelante. Pues ya se han llevado el índice a la boca y ordenaron silencio. Por una noche, los ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas no se han callado. Pero la disputa promete ser larga.

Moyano, de gusano a mariposa

24 de junio de 2012 a la(s) 12:07

Por Juan Manuel Berlanga
¿Quién es Hugo Moyano para los argentinos? El líder gremial carga sobre sus espaldas una construcción mediática como cualquier otra figura pública de este país. Ese imaginario colectivo ha sido construido por sus propias decisiones y acciones, pero también por lo que los medios masivos de comunicación han relatado. Dicho reflejo no ha sido, como no lo es nunca, el producto de un espejo que devuelve imparcialmente la realidad.
De Hugo Moyano hicieron un monstruo. Nos mostraron a un líder déspota y prepotente que cuenta con una fuerza de choque compuesta por hombres rústicos que, antes de tener tanto poder, manejaban camiones para ganarse la vida. Esa construcción fue metódica, edificada a partir de la reiteración de conceptos. Como una canilla que gotea constantemente. Ese es el Hugo Moyano imaginario que construyeron los grandes medios de comunicación.
Ahora, repentinamente y a partir de un quiebre político con el oficialismo, Hugo Moyano ya no es más el Yabrán de Kirchner. Es, para los monopolios informativos, un aliado estratégico contra el régimen tirano. El sindicalista devuelve la gentileza repitiendo prolijamente al aire el mismo libreto que ya gastó Alberto Fernández. Y se adentra en el fango complejo de la política. Allí en donde más se nota su torpeza. Sin medir consecuencias escupe: “Acá las cosas las decido solamente yo”, o “El salario de los trabajadores ha pasado a un segundo plano”.
El kirchnerismo ha sido, desde el inicio de su construcción política, una trituradora de dirigentes. Eduardo Duhalde es el primero que puede dar fe de ello. Pero no todos los “damnificados” por el poder K han saltado al bando opuesto ante la ofensiva (por ejemplo, Luis D´elía).
Moyano es el último derrotado. Y si bien la batalla no es reciente, la confirmación de saberse perdido si lo es. Y fue esto, justamente, lo que empujó al ex camionero a pegar semejante voltereta política. Moyano perdió y, acorralado, decidió salir con mucho ruido.

Sin lugar en las listas

“Los trabajadores exigimos lugares en las listas”. Fue una demanda contundente de Moyano cuando se perfilaba la última estrategia electoral hace ya más de un año. El grupo Clarín y los opositores políticos tildaban a ese Moyano de monstruo sindical. Aseguraban que se trataba de un socio inaceptable del gobierno. Era, para la construcción del relato anti kirchnerista, un sindicalismo poco acorde a los tiempos que corrían.
Y Cristina no le dio nada. Pero entonces, la oposición mediática (el rival más poderoso del gobierno K), no creía lo que estaba ocurriendo. “Montan un escenario de ruptura por una conveniencia electoral”, fue entonces el discurso monocorde. El 54% fue un golpe contundente. Para la oposición, para los medios concentrados y para el propio Moyano.
Y a partir de allí, Moyano, derrotado políticamente,  comenzó a sentir la furia K dentro de su propia construcción de poder, en las entrañas mismas del sindicalismo. Hasta que un día se dio cuenta que no le alcanzaba ni para ser reelecto en la CGT. Fue su límite. El kirchnerismo no le dejaba abierta ni una salida de emergencia.
Y el hombre que combatió al neoliberalismo, el que se paró de manos frente a Menem, el que boicoteó el Alca en plena visita de Bush a la Argentina, el conductor sindicalista que fue bastón ante la trastabillada de la 125, anunció un paro nacional de camioneros, en vivo, por TN.
El horizonte hoy le es esquivo. Llenará una Plaza de Mayo como líder de un espacio opositor. Lo acompañarán quienes lo detestaron siempre. Lo transmitirán en vivo quienes construyeron su peor rostro. Hasta Cecilia Pando acompaña su convocatoria vía twitter.
A todo o nada. Así se juega en la arena política desde hace un buen tiempo. Se puede o no estar de acuerdo con las reglas de esta competencia. Pero lo que queda claro es que las mismas son escritas por quien comanda el proceso. Ayer fue Néstor, hoy es Cristina.
La política es el arte de hacer posible lo complejo y nadie puede aventurar seriamente un desenlace. Moyano se ofrece como prenda ante una medida que el gobierno ya estaba estudiando antes de su berrinche opositor. “Si sacan el impuesto a las ganancias para los trabajadores yo no soy candidato a conducir la CGT”. Moyano ofrece algo sin valor. No puede ganar esa elección, ese fue el principal motivo de su visita al canal del grupo Clarín y el intento de desabastecimiento de combustible.
“Sintonía Fina” es el slogan del segundo mandato de Cristina Fernández. Esta ruptura suena más a “Sintonía Gruesa”. En fin, el kirchnerismo se sigue reinventando y poniendo en la fila de enfrente a los soldados que ya no les son útiles. Algunos se ponen el sayo. Otros, como Scioli esquivan la afrenta y no se dan por enterados. Nada ha cambiado, un episodio más está en pleno desarrollo.

Don Manuel, el que también creó la bandera

20 de junio de 2012 a la(s) 0:36

Por Juan Manuel Berlanga

El 20 de junio celebramos el día de la Bandera. Y lo conmemoramos porque un 20 de junio murió su creador, Manuel Belgrano.
Pero Manuel, o don Manuel, como le decían en su época, sería un héroe de nuestra patria, aunque eso de mirar al cielo y pensar en el trapo celeste y blanco se le hubiese ocurrido a otro.
Se fue a estudiar a España y volvió con el título bajo el brazo. Pero se trajo algunas otras cosas más en la retina de sus ojos y en su corazón. Vivió muy de cerca la Revolución Francesa y leyó a cada uno de sus ilustres mentores intelectuales. Y a partir de que pisó suelo argentino, participó en cada evento, organismo, comité, charla clandestina y convite que se organizara en pos de la liberación de la Nación.
Y Manuel, el revolucionario, el capo de las milicias, el petiso valiente y corajudo, fue además uno de los grandes ideólogos de los sueños de mayo de 1810. No sólo de la idea de dejar de depender de España, sino de cómo organizar una patria grande.
Volvió de España en 1793 y dejó en claro la necesidad de educar al pueblo. Propuso crear distintas unidades educativas: Una escuela de comercio, una de náutica, la academia de geometría y dibujo, escuelas agrícolas, escuelas de hilanzas de lana y algodón. Y por supuesto las puso en marcha, dejando bien en claro que en nuestro territorio la enseñanza primaria sería gratuita y obligatoria para todos.
Y para el 25 de mayo de 1810, ya era uno de los cabecillas revolucionarios. Y Manuel era de los que, además de organizar, convocar, motivar y dirigir las tropas, iba al frente. Arriesgaba el pellejo.
Y así cómo no esquivó poner su vida en riesgo, tampoco le importó tener la misma conducta con sus bienes. No debe haber figura política de la historia argentina más honesta y desinteresada que Manuel Belgrano. A diferencia de tantos y tantos ejemplos del presente y del pasado, Manuel murió pobre, indigente. Entregando como paga a su médico su última pertenencia, un reloj de oro. Y nació en una de las familias más acaudaladas de aquel puerto de Buenos Aires. Todos sus bienes terminaron convertidos en armas, comida para las tropas, barcos, cañones, fundiciones de plomo y demás gastos que demandó la inmensa tarea de una patria libre.
Lo mejor que podemos hacer por Manuel Belgrano es aprender de sus enseñanzas. Pareciera que a lo largo de los años el único maestro a homenajear es Sarmiento. Y Belgrano fue tan grande, que también debemos recordarlo por su profunda mirada sobre la educación.
Hoy, 2012, los economistas comienzan a replantearse algunos conceptos fundamentales de esa ciencia. Y es por eso que incorporaron la idea de “Felicidad”, como un patrón, como un parámetro para analizar a la sociedad. Ayer, a principios del 1800, hace más de 200 años, Belgrano, al escribir sobre los pobres, elegía la palabra “infelices”. Y creía que la única chance que tenían de abandonar esa “infelicidad”, era a través de la educación.
De la educación obligatoria y gratuita. Y remarcaba, incluso, de “la mujer”. También fue Belgrano, uno de los impulsores del concepto de igualdad entre hombres y mujeres.
Y Manuel no quería cualquier educación. Pretendía un sistema educativo que apunte al progreso, a multiplicar la producción de los campos, a multiplicar el valor agregado de esas materias primas por medio de industrias y a exportarlas en barcos por los puertos.
Educación, amor al trabajo, progreso, felicidad. Esos fueron sus pensamientos, por ellos dio sus bienes y su vida. Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, aquí estamos, 200 años después, recordándolo. Su ícono de batalla, hoy es cada día más, nuestro emblema nacional.

A-B-O-R-T-O

2 de noviembre de 2011 a la(s) 18:38


Hablemos de aborto. Aborto, aborto, aborto. Hay que repetirlo en voz altas algunas veces en honor a la palabra, ya que nos hemos acostumbrado a nombrarla en susurros. Lo primero que tenemos que dejar de hacer es esto. Nombrarla por lo bajo. Porque hablando fuerte y clarito nos podemos confundir menos y entender más.
¿De qué hablamos cuando hablamos de aborto? O mejor preguntado ¿De qué hablamos cuando tratamos sobre la penalización, o no, de quienes se practican abortos? Lo que estamos debatiendo es sencillo: Una mujer que aborta, ¿es una delincuente? La hija de su vecino, que quedó embarazada a los 15 y se hizo un aborto ¿tendría que haber ido presa? ¿La tenemos que encerrar en un instituto junto a menores asesinos? ¿La ponemos a disposición de la justicia y ponemos el sello al expediente de “Jóvenes en conflicto con la Ley Penal”?
Pongamos que la señora que trabaja en su casa, que tiene 7 hijos, quedó otra vez embarazada. Si se hace un aborto porque no quiere tener otro ¿Usted hace la correspondiente denuncia ante la seccional más temprana? En caso de decidir no hacerlo ¿Es usted encubridor de un delito gravísimo y por lo tanto podría recibir una condena?
No hablemos de niñas violadas, o de aquellas que pueden morir y necesitan un aborto terapéutico de urgencia. La ley ya las habilita, aunque todavía hay muchos jueces y médicos que creen que están por encima de la ley.
Hablemos de aborto. De aborto porque lo decidió una mujer. Por los motivos que usted quiera. Póngase en el lugar de juez ¿qué hace? ¿a la cárcel?.
Estoy en contra del aborto. A cualquier mujer cercana a mí, que pretenda por cualquier motivo abortar, la aconsejaría para que desista de la idea. Pero jamás se me ocurriría ponerle llave al candado de su celda.
Hagamos el esfuerzo de discutir este tema con altura. Y discutamos sobre el punto en cuestión. Aborto: ¿lo despenalizamos o no?

Néstor Kirchner en el living de casa


27 de octubre de 2011 a la(s) 2:13
Néstor Kirchner era el tipo que más poder político manejaba en el país. Cristina era la presidenta. Pero nadie dudaba que de la rosca posta, se encargaba él.
Ya había pasado lo de la 125. Ya todo estaba patas para arriba. A los periodistas nos costaba cada vez más hacer equilibrio en esa boludez de la objetividad y la independencia con la que nos habíamos criado.
El Kirchnerismo parecía una experiencia histórica con fecha de vencimiento. ¿Una camporita de 8 años?, ponele. “Y… es Duhalde o Macri”, me decía un amigo. “Macri no, por favor. Duhalde. Puta Madre”.
Ya había pasado el cachetazo electoral del 2009 también. Reutemann, Cobos. Redrado. Que las reservas no se tocan. Que sí. Que no. Que la ley de medios K. Que TN va a desaparecer. Un kilombo.
Y ahí, en ese momento, Néstor Kirchner, entra al living de mi casa. Se sienta y me habla clarito. No lo podía creer. Ese pingüino poderoso, en medio de la masacre política más sangrienta de la historia, se sacó la sangre de la cara, se palmeó el polvo del saco cruzado y se sentó a contarme cosas, detalles, infidencias.
Y me contó de reuniones, de aprietes, de acuerdos, de roscas, de negociaciones. “Magneto me dijo que tenía que ir yo a la re elección. Que Cristina no, porque era mujer… porque no la iba a aceptar el stablishment… ¡Estos tipos quieren elegir hasta el candidato a presidente!”. Yo no podía creer lo que estaba pasando.
Seguía hablando del CEO de Clarín: “Me vino a pedir que le haga lobby para que Telecom les venda las acciones que están obligados a vender por la ley anti monopolio… y que si nosotros lo hacíamos teníamos el diario a favor. Y que en su diario los periodistas escribían lo que él decía”. Hizo una pausa y me miró casi como haciéndose el boludo. Recreando el momento de la charla: “¿Del más chico al más encumbrado?, le pregunté. Todos, me dijo”.
En cada discurso, en cada acto público, en cada aparición mediática, Néstor Kirchner se encargó, en sus últimos años de vida, de desnudar al poder. Aquella noche de su participación en 678, se metió en el living de casa y de tantas otras. Se sentó a contarnos en primera persona las negociaciones, los acuerdos y el verdadero rostro del poder. Y cuando la cosa se ponía cada vez más picante. Se muere.
Hoy hace un año que viví una experiencia que no olvidaré jamás. Cinco horas después de enterarme de la noticia estaba en la plaza de Mayo. Con Roberto, Maxi y el Turco atravesamos la autopista vacía del día del censo y estacionamos a un par de cuadras. Nunca se borrarán los sentimientos, los rostros, las lágrimas, las sonrisas, los olores. La noche. El amanecer. Más gente. La mañana. Muchas más gente. La tarde. Una multitud. El silencio de la multitud. El denso sonido del silencio de la multitud. Llorando a coro con Cristina, por pantalla gigante. “Fuerza Cristina”.
Hace unos días, me invitaron a dar una charla en un colegio. Un alumno me dijo, sintiéndose dueño de la verdad absoluta: “En esa plaza estaban todos pagados”. Me dio ganas de romperle la cara de una piña. Pero el pibe hizo un gesto que me hizo acordar inmediatamente a ese rubiecito del documental de Abuelas. Ese que le dice a Estela Carlotto algo así como: “Eso de la desaparición de pibes no se sabe si es tan así”.  Y me concentré en su infinita paz. Si ella puede…
Hoy se cumple un año que se murió Kirchner. Ayer le dieron perpetua a otros 4 genocidas. “Si, nene, si. Estaban todos pagados”. Síganla chupando.
Perdón por ser tan enanito. Sepan entender que no es un día cualquiera.
Juan Manuel Berlanga


Néstor Kirchner en 678 http://www.youtube.com/watch?v=2DB2rrihnQQ