domingo, 29 de noviembre de 2009

ADELANTO: Editorial Entre Líneas noviembre

Miedo sinvergüenza

“¿A vos te parece que se puede vivir así, Jorge?”, le preguntaba Chiche Gelblung, desde un móvil en vivo a Jorge Rial, en su programa “Intrusos en el Espectáculo”. El ex director de la revista Gente acababa de contar las peripecias que debía atravesar su nieta para ir a visitarlo mientras conduce su programa radial. La descripción irritaba a ambos famosos, Chiche debía enviar a un “tipo de seguridad”, armado, a que acompañe en el trayecto a la “chica” que se encarga del cuidado de la hija de su hija.
Jorge y Chiche lamentaron el clima de crispación, coincidieron con que todo estaba desmadrado, que el “país” era un caos, un descontrol y que era muy fácil ser progresista desde un auto blindado “como los Kirchner”.
Harto de vivir bajo la tensión de descubrir en cada rostro que se acerca a un posible delincuente, el “tipo de seguridad” prende la tele para desenchufarse. Sintoniza el canal de Francisco De Narváez, porque a la siesta Jorge Rial lleva buenas minas y te canta la posta de los puteríos de la farándula.
La dupla Rial-Ventura intenta arrancar detalles de una noche de enfieste a una desconocida y siliconada veinteañera, que confiesa públicamente haberle practicado una felatio a un cantante yanqui, al que sus hijas no pudieron ir a ver a la cancha de River porque las entradas eran demasiado caras. Aprovecha el momento para limpiar el arma que lo acompaña las 24 horas del día. La piba en cuestión confirma que acaba de firmar un contrato con un productor teatral y será tapa de las revistas de chimentos.
El más chico de sus cinco pibes interrumpe la tranquilidad de la tarde. Entra llorando a la casa, una vez más, le robaron las zapatillas y el celular a la salida del colegio. “Son esos faloperos de siempre”, putea el “tipo de seguridad”. Monta el arma en un segundo y sale como un rayo a la caza de los zombis del paco.
Después de la agotadora tarea de cuidar de la hija de otra mujer, la “chica” que trabaja para la familia Gelblung se toma un colectivo que la deja en Retiro. Allí intenta no ser estrujada por la horda de ciudadanos que nunca podrán comprarse un auto usado al tomar el tren que la devuelve al conurbano. Rezando para no ser asaltada, camina por las diecisiete cuadras en penumbras que a diario patea ida y vuelta hasta su humilde casita. Prende la tele y mira al padre de su patrona. Esa noche entrevista al heredero de la fortuna de los chocolates Fell Fort. “¿Cuánto cuesta ese par de botas?”, pregunta el periodista. “Diecisiete mil dólares, es un modelo exclusivo que compré en Miami”, responde orgulloso. Se trata de una caricatura musculosa de Michael Jackson que, forrado en dinero desde la cuna, logró recientemente su sueño más preciado: “ser famoso”. “Un tipo generoso, sensacional”, al decir del santafesino relator deportivo Alejandro Fantino.
“Los nadie”, como llama Eduardo Galeano a “la chica” y al “tipo de seguridad”, concuerdan con Chiche y Jorge: No se puede vivir así. Mas no todo está perdido. La recientemente declarada embajadora cultural de nuestra provincia, Mirtha Legrand, prepara una marcha para que la nieta de Gelblung no necesite más ser custodiada en el trayecto hacia la radio de su abuelo.

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