jueves, 26 de septiembre de 2013

Desalojo de El Birri: Del Cachi Martínez a José Corral

16 de febrero de 2013 a la(s) 4:34

Después del violento desalojo “El Birri” volvió a resucitar. Un desparramo de talento sobre un improvisado escenario callejero dio muestras cabales de la fina calidad de sus artistas populares. El pornográfico uso del poder y el alineamiento vergonzoso de medios de comunicación y periodistas dejaron en claro que el municipio tiene decidido barrer con esa construcción cultural asamblearia. Se abre una batalla ideológica que arrastra el neoliberalismo menemista, el desgobierno de De la Rúa, las asambleas populares y el “que se vayan todos”.

Por Juan Manuel Berlanga

Gran parte de los santafesinos ni siquiera sabe qué es “El Birri”. Mucho menos conoce a quienes trabajan allí. Y, por supuesto, también desconoce qué es lo que allí ocurre. Una sociedad indiferente, cínica y olvidadiza carece de los elementos básicos  para comprender lo que allí ha ocurrido este viernes 15 de febrero.
La  patética crónica del diario UNO, bajo el título “El Municipio pondrá en valor la Estación Mitre e integrantes del Birri se oponen”, da muestras cabales de las eficientes tareas de prensa que pone en juego el municipio local, ante una vergonzosa actitud de complicidad de comunicadores y medios locales.
Que los vecinos se quejan por los ruidos, que hay gente que se queda a dormir en el Centro Cultural, que esto y que lo otro, terminó con un policía santafesino encerrando en un patrullero a un artista, a quien previamente había esposado. ¿El motivo? Ingresó a su lugar de trabajo, en momentos en que patovicas municipales y hombres de la fuerza policial clausuraban el espacio.
No tendríamos “El Birri” sin la política menemista de privatizaciones y vaciamientos. Sin el vergonzoso paso de De la Rúa por el sillón de Rivadavia. Sin el “que se vayan todos” y las asambleas populares. Sin intendencias justicialistas que despreciaron a la cultura local.
Recuperados los depósitos bancarios, “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, dejó de ser un hit argentino. Las asambleas populares pasaron de moda. “El Birri” es una excepción a la regla. Claro, su carácter autogestivo, su profunda vocación popular y el no encuadramiento partidario los convierten en un “bicho raro”.
Pero desde sus comienzos, “El Birri” sostiene una tarea  indiscutible: generar hechos culturales y populares con una fuerte impronta territorial e inserción barrial.

La política

Desde la llegada del Frente Progresista a la provincia y a la ciudad capital, ha puesto en relieve la desidia de las anteriores gestiones peronistas en materia cultural. Pero este hecho no quiere decir que socialistas y radicales hayan provocado una revolución cultural por estos pagos.
Y es, justamente, la impronta cultural de los actuales gobiernos, la que se niegan a someterse  los hombres y mujeres de “El Birri”. Y todo el derecho tienen de hacerlo. Ya que fueron ellos quienes, después de que el menemismo cerrara ramales y despreciara a puro remate los bienes ferroviarios, resucitaron la estación Mitre, transformándola en una usina cultural.
Desde entonces, ese espacio público abandonado por el Estado, se convirtió en un patrimonio al servicio de todos los santafesinos. El intendente municipal justificó el violento desalojo y la detención de un artista con el falaz argumento de “recuperar el patrimonio para todos los santafesinos”.
Fueron justamente los integrantes de “El Birri” quienes se encargaron de recuperar ese patrimonio para todos, rescatándolo del olvido del Estado. Si el municipio hoy quiere remodelarlo, ponerlo en valor, mejorarlo ediliciamente, lo que debe hacer es asignarle fondos, y entregarlos al Centro Cultural y Social “El Birri”.
Pintar la fachada, sumar reflectores, concesionar un servicio de gastronomía y organizar exposiciones de cuadros con música clásica en vivo para recibir a los visitantes, seguramente no está en los planes de quienes le devolvieron ese espacio a los santafesinos. Y la ex estación Mitre no es un edificio  vacío. Late, tiene vida propia. Cualquiera que se haya acercado hasta el lugar dará fe de esto.

Los troskos y el Cachi

Gran cantidad de artistas, vecinos del barrio y público en general se congregaron frente a las puertas de “El Birri” para “hacer el aguante” y repudiar la lamentable actitud municipal y policial. Después de una mañana agitada y cargada de impotencia e indignación, la alegría volvió a apoderarse del lugar. “Les quiero dar a todos un abrazo de amor”, rezó desde el micrófono uno de los músicos que animó la noche. Y rápidamente todos los presentes se fundieron en un baile candombero. A 100 metros, una sirena azul de patrullero los acompañó en todo momento.
Entre la muchedumbre las conversaciones de cómo continuar la lucha se repetían cada cinco pasos. “No pueden seguir con esa postura de despreciar a la política”, intentaba convencer un joven militante kirchnerista. “Si no empiezan a articular con distintos sectores, va a ser imposible sostener esta lucha, el municipio los va a terminar echando”:
Será interesante contemplar el desenlace de esta historia. Por un lado, aquel pibe K esgrimía un concepto claro, pragmático y necesario. No obstante será complejo que quienes recuperaron la Estación Mitre, puedan “articular políticamente” con un espacio que conchabó a Oscar “Cachi” Martínez como diputado nacional (Siendo muy joven, Martínez fue un alto funcionario menemista, con la tarea de rematar los bienes ferroviarios.).
Fue el mismo Fernando Birri quien, ante la amenaza de clausura del espacio, escupió al viento: “Nadie tiene derecho –ni el rey ni el papa ni el general- a impedir a un niño que crea que las mariposas son estrellas que vuelan, nadie tiene derecho –ni el que pisa con el pie diestro ni el que pisa con el pie siniestro- a caminar aplastando los malvones, nadie –ni el que vive en la cueva o en la intendencia o en la casa rosada de vergüenza- puede arrogarse insolentemente el derecho de llevarse el índice a la boca y ordenar el silencio en el concierto de ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas del mundo. Nadie.”
El pornográfico uso de la fuerza contra quienes dan vida al centro cultural puede convertirse en un hecho fundacional. Todos quienes coinciden en que El Birri debe seguir siendo El Birri, deberán encontrar el mejor camino para lograr ese objetivo. De la otra vereda han quedado alineados los intereses. Será necesario un paso adelante. Pues ya se han llevado el índice a la boca y ordenaron silencio. Por una noche, los ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas no se han callado. Pero la disputa promete ser larga.

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