jueves, 26 de septiembre de 2013

Moyano, de gusano a mariposa

24 de junio de 2012 a la(s) 12:07

Por Juan Manuel Berlanga
¿Quién es Hugo Moyano para los argentinos? El líder gremial carga sobre sus espaldas una construcción mediática como cualquier otra figura pública de este país. Ese imaginario colectivo ha sido construido por sus propias decisiones y acciones, pero también por lo que los medios masivos de comunicación han relatado. Dicho reflejo no ha sido, como no lo es nunca, el producto de un espejo que devuelve imparcialmente la realidad.
De Hugo Moyano hicieron un monstruo. Nos mostraron a un líder déspota y prepotente que cuenta con una fuerza de choque compuesta por hombres rústicos que, antes de tener tanto poder, manejaban camiones para ganarse la vida. Esa construcción fue metódica, edificada a partir de la reiteración de conceptos. Como una canilla que gotea constantemente. Ese es el Hugo Moyano imaginario que construyeron los grandes medios de comunicación.
Ahora, repentinamente y a partir de un quiebre político con el oficialismo, Hugo Moyano ya no es más el Yabrán de Kirchner. Es, para los monopolios informativos, un aliado estratégico contra el régimen tirano. El sindicalista devuelve la gentileza repitiendo prolijamente al aire el mismo libreto que ya gastó Alberto Fernández. Y se adentra en el fango complejo de la política. Allí en donde más se nota su torpeza. Sin medir consecuencias escupe: “Acá las cosas las decido solamente yo”, o “El salario de los trabajadores ha pasado a un segundo plano”.
El kirchnerismo ha sido, desde el inicio de su construcción política, una trituradora de dirigentes. Eduardo Duhalde es el primero que puede dar fe de ello. Pero no todos los “damnificados” por el poder K han saltado al bando opuesto ante la ofensiva (por ejemplo, Luis D´elía).
Moyano es el último derrotado. Y si bien la batalla no es reciente, la confirmación de saberse perdido si lo es. Y fue esto, justamente, lo que empujó al ex camionero a pegar semejante voltereta política. Moyano perdió y, acorralado, decidió salir con mucho ruido.

Sin lugar en las listas

“Los trabajadores exigimos lugares en las listas”. Fue una demanda contundente de Moyano cuando se perfilaba la última estrategia electoral hace ya más de un año. El grupo Clarín y los opositores políticos tildaban a ese Moyano de monstruo sindical. Aseguraban que se trataba de un socio inaceptable del gobierno. Era, para la construcción del relato anti kirchnerista, un sindicalismo poco acorde a los tiempos que corrían.
Y Cristina no le dio nada. Pero entonces, la oposición mediática (el rival más poderoso del gobierno K), no creía lo que estaba ocurriendo. “Montan un escenario de ruptura por una conveniencia electoral”, fue entonces el discurso monocorde. El 54% fue un golpe contundente. Para la oposición, para los medios concentrados y para el propio Moyano.
Y a partir de allí, Moyano, derrotado políticamente,  comenzó a sentir la furia K dentro de su propia construcción de poder, en las entrañas mismas del sindicalismo. Hasta que un día se dio cuenta que no le alcanzaba ni para ser reelecto en la CGT. Fue su límite. El kirchnerismo no le dejaba abierta ni una salida de emergencia.
Y el hombre que combatió al neoliberalismo, el que se paró de manos frente a Menem, el que boicoteó el Alca en plena visita de Bush a la Argentina, el conductor sindicalista que fue bastón ante la trastabillada de la 125, anunció un paro nacional de camioneros, en vivo, por TN.
El horizonte hoy le es esquivo. Llenará una Plaza de Mayo como líder de un espacio opositor. Lo acompañarán quienes lo detestaron siempre. Lo transmitirán en vivo quienes construyeron su peor rostro. Hasta Cecilia Pando acompaña su convocatoria vía twitter.
A todo o nada. Así se juega en la arena política desde hace un buen tiempo. Se puede o no estar de acuerdo con las reglas de esta competencia. Pero lo que queda claro es que las mismas son escritas por quien comanda el proceso. Ayer fue Néstor, hoy es Cristina.
La política es el arte de hacer posible lo complejo y nadie puede aventurar seriamente un desenlace. Moyano se ofrece como prenda ante una medida que el gobierno ya estaba estudiando antes de su berrinche opositor. “Si sacan el impuesto a las ganancias para los trabajadores yo no soy candidato a conducir la CGT”. Moyano ofrece algo sin valor. No puede ganar esa elección, ese fue el principal motivo de su visita al canal del grupo Clarín y el intento de desabastecimiento de combustible.
“Sintonía Fina” es el slogan del segundo mandato de Cristina Fernández. Esta ruptura suena más a “Sintonía Gruesa”. En fin, el kirchnerismo se sigue reinventando y poniendo en la fila de enfrente a los soldados que ya no les son útiles. Algunos se ponen el sayo. Otros, como Scioli esquivan la afrenta y no se dan por enterados. Nada ha cambiado, un episodio más está en pleno desarrollo.

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