jueves, 26 de septiembre de 2013

Néstor Kirchner en el living de casa


27 de octubre de 2011 a la(s) 2:13
Néstor Kirchner era el tipo que más poder político manejaba en el país. Cristina era la presidenta. Pero nadie dudaba que de la rosca posta, se encargaba él.
Ya había pasado lo de la 125. Ya todo estaba patas para arriba. A los periodistas nos costaba cada vez más hacer equilibrio en esa boludez de la objetividad y la independencia con la que nos habíamos criado.
El Kirchnerismo parecía una experiencia histórica con fecha de vencimiento. ¿Una camporita de 8 años?, ponele. “Y… es Duhalde o Macri”, me decía un amigo. “Macri no, por favor. Duhalde. Puta Madre”.
Ya había pasado el cachetazo electoral del 2009 también. Reutemann, Cobos. Redrado. Que las reservas no se tocan. Que sí. Que no. Que la ley de medios K. Que TN va a desaparecer. Un kilombo.
Y ahí, en ese momento, Néstor Kirchner, entra al living de mi casa. Se sienta y me habla clarito. No lo podía creer. Ese pingüino poderoso, en medio de la masacre política más sangrienta de la historia, se sacó la sangre de la cara, se palmeó el polvo del saco cruzado y se sentó a contarme cosas, detalles, infidencias.
Y me contó de reuniones, de aprietes, de acuerdos, de roscas, de negociaciones. “Magneto me dijo que tenía que ir yo a la re elección. Que Cristina no, porque era mujer… porque no la iba a aceptar el stablishment… ¡Estos tipos quieren elegir hasta el candidato a presidente!”. Yo no podía creer lo que estaba pasando.
Seguía hablando del CEO de Clarín: “Me vino a pedir que le haga lobby para que Telecom les venda las acciones que están obligados a vender por la ley anti monopolio… y que si nosotros lo hacíamos teníamos el diario a favor. Y que en su diario los periodistas escribían lo que él decía”. Hizo una pausa y me miró casi como haciéndose el boludo. Recreando el momento de la charla: “¿Del más chico al más encumbrado?, le pregunté. Todos, me dijo”.
En cada discurso, en cada acto público, en cada aparición mediática, Néstor Kirchner se encargó, en sus últimos años de vida, de desnudar al poder. Aquella noche de su participación en 678, se metió en el living de casa y de tantas otras. Se sentó a contarnos en primera persona las negociaciones, los acuerdos y el verdadero rostro del poder. Y cuando la cosa se ponía cada vez más picante. Se muere.
Hoy hace un año que viví una experiencia que no olvidaré jamás. Cinco horas después de enterarme de la noticia estaba en la plaza de Mayo. Con Roberto, Maxi y el Turco atravesamos la autopista vacía del día del censo y estacionamos a un par de cuadras. Nunca se borrarán los sentimientos, los rostros, las lágrimas, las sonrisas, los olores. La noche. El amanecer. Más gente. La mañana. Muchas más gente. La tarde. Una multitud. El silencio de la multitud. El denso sonido del silencio de la multitud. Llorando a coro con Cristina, por pantalla gigante. “Fuerza Cristina”.
Hace unos días, me invitaron a dar una charla en un colegio. Un alumno me dijo, sintiéndose dueño de la verdad absoluta: “En esa plaza estaban todos pagados”. Me dio ganas de romperle la cara de una piña. Pero el pibe hizo un gesto que me hizo acordar inmediatamente a ese rubiecito del documental de Abuelas. Ese que le dice a Estela Carlotto algo así como: “Eso de la desaparición de pibes no se sabe si es tan así”.  Y me concentré en su infinita paz. Si ella puede…
Hoy se cumple un año que se murió Kirchner. Ayer le dieron perpetua a otros 4 genocidas. “Si, nene, si. Estaban todos pagados”. Síganla chupando.
Perdón por ser tan enanito. Sepan entender que no es un día cualquiera.
Juan Manuel Berlanga


Néstor Kirchner en 678 http://www.youtube.com/watch?v=2DB2rrihnQQ

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